Desde la Estación Espacial Internacional al más
insignificante satélite de comunicaciones, miles de obras de ingeniería
pensadas por la humanidad recorren desde hace décadas el espacio en busca de
respuestas a las preguntas fundamentales de la existencia. Ante estas
circunstancias, ¿es necesario que el hombre siga viajando al espacio? Rusia Hoy
publica dos polémicas opiniones sobre si hay un lugar en las doctrinas
espaciales modernas para los vuelos tripulados.
Los vuelos
nos ayudan a entendernos a nosotros mismos
En la actualidad existe un debate abierto acerca de la
necesidad de los vuelos tripulados. Yo no puedo estar de acuerdo con aquellos
que opinan que no son necesarios y exponen como argumento que son demasiado
caros, que la tecnología puede reemplazar al hombre, que los problemas de la
Tierra se deben solucionar en la Tierra, etc. El hombre debe volar al espacio
por varias razones.
En primer lugar, es muy interesante y útil observar cómo
funcionan en realidad las ecuaciones kilométricas que escribimos en la Tierra
en las que no tenemos en cuenta todos los elementos que no se someten a la
fuerza de la gravedad. En el espacio existen relaciones entre elementos mucho
más pequeños en comparación con el concepto terrestre de la fuerza de la
gravedad. Esto es algo muy importante para los científicos e ingenieros,
especialmente para los que diseñan tecnología espacial.
Pero los vuelos no aportan únicamente conocimientos
científico-técnicos. El espacio es muy importante para las personas porque
cambia su filosofía. En su momento, Tsiolkovski dijo que el universo nos da
montañas de pan, abismos de poder y una nueva filosofía. Todo el que ha volado
allí se convierte en una especie de miembro de una secta. Desde allí, desde el
espacio, se ve lo pequeño que es nuestro planeta, nuestra escasa extensión de
tierra firme está rodeada de elementos agresivos y con todo nuestro progreso no
hacemos más que reforzar esta agresividad.
Las erupciones volcánicas, los terremotos, los huracanes,
todo lo que tiene lugar en la atmósfera está relacionado con la cantidad de
energía que llega a la Tierra desde el Sol. Pero además de esto, en nuestro
propio planeta se crea cada vez más energía. Hoy en día, la eficiencia media de
una turbina de calor es de un 37%, es decir, dos terceras partes del
combustible salen despedidos de la turbina en forma de calor. También existe el
carbón, el gas o la energía nuclear. El calentamiento de la atmósfera provocado
por el hombre conlleva la proliferación de los desastres naturales, el nivel del mar está aumentando y su
crecimiento durante los últimos 50-70 años se mide ya en centímetros. Todos
estos cambios a nivel planetario se ven desde el espacio y estas
diferencias se pueden percibir con vuelos de un par de meses de diferencia.
Los vuelos tripulados no sólo permiten observar los
problemas de la Tierra, sino que también pueden servir para encontrar la
solución. Por ejemplo, con la ayuda de algunos proyectos espaciales se podría
trasladar la producción de energía a la órbita de la Tierra, expulsar la
energía sobrante al espacio y enviar la energía a la Tierra mediante un sistema
de microondas. Pero para poder construir todo esto debemos tener más
conocimientos, y si diseñamos este tipo de tecnología en la Tierra sin tener en
cuenta los cálculos y experimentos realizados todos los elementos que poseen
una aceleración gravitatoria menor en la superficie de la Tierra, esta
tecnología no funcionará o, si funciona, no será del todo fiable. Y en
cualquier caso, ninguna máquina puede remplazar por completo al hombre ni puede
solucionar sus problemas o errores de cálculo.
Debemos utilizar los recursos del planeta conjuntamente: la
Tierra no se puede dividir. Los vuelos al espacio nos ayudan a entender esto y
a encontrar la solución a nuestros problemas. Para obtener resultados debemos
realizar proyectos conjuntos a largo plazo y no proyectos aislados en distintos
países. Estoy seguro de que, a pesar de todas las dificultades financieras,
políticas y demás, los vuelos espaciales tripulados existirán.
Alexánder Serebrov, fue cosmonauta y Héroe de la Unión
Soviética.
Los vuelos
son una manera de arriesgar vidas humanas
La Agencia Federal Espacial Rusa ha anunciado sus planes de enviar alhombre a la Luna antes de 2030. Corre incluso el rumor de que se podría llegar a Marte, un planeta que suscita un mayor interés entre el público general.
La Agencia Federal Espacial Rusa ha anunciado sus planes de enviar alhombre a la Luna antes de 2030. Corre incluso el rumor de que se podría llegar a Marte, un planeta que suscita un mayor interés entre el público general.
El espacio es para los rusos un tema muy importante y
preocupante. En el país que puso en órbita el primer
satélite y el primer hombre, cada lanzamiento que fracasa o una
catástrofe preocupan en gran medida a la sociedad. ¡Debemos ser capaces de
superarlo revancha! Por ello surgió la idea de que debíamos llegar a la Luna. O
a Marte, un planeta sobre el que existe tanta literatura de ciencia ficción.
Yo entiendo perfectamente que los satélites de comunicación
y navegación son necesarios. El estudio del Universo también es algo
imprescindible. Pero la mejor herramienta para estudiar todo esto es la
tecnología. Porque la tecnología no tiene que hacer sus necesidades. No
necesita reservas de aire ni alimentación. No se pone enferma ni se
equivoca. ¿Y para qué tiene que ir el hombre al espacio? ¿Para hacer sus
necesidades, comer, ponerse nervioso y equivocarse?
El orgullo de Rusia, Yuri Gagarin, fue el primer hombre en volar al espacio. ¿Qué ha aportado a la ciencia aquel vuelo? Nada. Únicamente sirvió para estimular la propaganda comunista: en la URSS fueron los primeros en meter a un hombre vivo en una cápsula de metal, atornillarlo y luego dispararlo con un cohete siguiendo una trayectoria balística calculada para que el proyectil, con el ciudadano de la URSS dentro, cayera en la Tierra después de dar una vuelta al planeta. Hoy en día se ha reconocido que la probabilidad de que el primer cosmonauta volviera a aterrizar era del 50%.
El orgullo de Rusia, Yuri Gagarin, fue el primer hombre en volar al espacio. ¿Qué ha aportado a la ciencia aquel vuelo? Nada. Únicamente sirvió para estimular la propaganda comunista: en la URSS fueron los primeros en meter a un hombre vivo en una cápsula de metal, atornillarlo y luego dispararlo con un cohete siguiendo una trayectoria balística calculada para que el proyectil, con el ciudadano de la URSS dentro, cayera en la Tierra después de dar una vuelta al planeta. Hoy en día se ha reconocido que la probabilidad de que el primer cosmonauta volviera a aterrizar era del 50%.
Gagarin no tripuló nada. Para conseguir este logro se podía
haber arriesgado la vida de un perro. Hasta Gagarin eran ellos los conejillos
de indias. Y él era consciente de ello cuando decía: “Incluso ahora no acabo de
entender si he sido el primer hombre en viajar al espacio o el último perro”.
Más tarde comenzó la carrera espacial. La URSS competía con Estados Unidos. ¿Para qué fueron los norteamericanos a la Luna? Para ver la cara oculta de la Luna se podía haber utilizado máquinas. Las muestras de suelo lunar para estudiar en laboratorios ya las habían traído a la Tierra algunas máquinas anteriormente. Lo único que hizo Armstrong fue dar brincos.
Más tarde comenzó la carrera espacial. La URSS competía con Estados Unidos. ¿Para qué fueron los norteamericanos a la Luna? Para ver la cara oculta de la Luna se podía haber utilizado máquinas. Las muestras de suelo lunar para estudiar en laboratorios ya las habían traído a la Tierra algunas máquinas anteriormente. Lo único que hizo Armstrong fue dar brincos.
En la URSS después de Gagarin casi todos los lanzamientos
realizados durante la época de Jruschov no fueron más que un entretenimiento de
la sociedad mundial: el secretario general del Partido sólo necesitaba el
universo para hacer propaganda.
Jruschov golpeó con el puño sobre la mesa y exigió un récord
más. Se sabía que los estadounidenses estaban fabricando una nave de dos
plazas, ¡de modo que exigió al constructor general de cohetes soviéticos,
Serguéi Koroliov, que diseñara uno para tres cosmonautas!
Koroliov le intentó hacer comprender que aquello era
imposible: en la URSS no existía ni iba a existir próximamente ni cohetes de
más de un plaza, ni portacohetes para ellos. Sin embargo, uno de sus
ingenieros, Feoktístov, encontró la solución. Este propuso a Koroliov una
auténtica chapuza: enviar en una nave de una plaza a tres hombres a la vez,
¡para que el mundo creyera que los rusos habían vuelto a superar a los
norteamericanos! Y para que no se descubriera la trampa, llamaron a la nave
'Vosjod' en lugar de 'Vostok', ¡como si fueran naves distintas!
Pero, ¡¿cómo pueden caber tres hombres en una nave de una
sola plaza?! No pueden. Aunque si eliminamos gran parte del equipamiento,
añadimos sólo el oxígeno indispensable, buscamos a los hombres más bajitos y
delgados que haya, les quitamos las escafandras y los sometemos a una dieta
estricta antes del lanzamiento, ¡a lo mejor caben!
Eliminaron incluso el asiento eyectable. Esto privó a los cosmonautas de toda probabilidad de salvarse en caso de un aterrizaje emergencia. La ausencia de escafandras volvía todavía más imposible la supervivencia. Pero incluso llevando unas chaquetas no demasiado gruesas sólo cabían en aquella cápsula de una plaza sentados uno sobre otro.
Eliminaron incluso el asiento eyectable. Esto privó a los cosmonautas de toda probabilidad de salvarse en caso de un aterrizaje emergencia. La ausencia de escafandras volvía todavía más imposible la supervivencia. Pero incluso llevando unas chaquetas no demasiado gruesas sólo cabían en aquella cápsula de una plaza sentados uno sobre otro.
Feoktístov era consciente de que su idea podía parecer una
muerte segura e incluso se ofreció como candidato para el papel de suicida.
Koroliov aceptó. Los cosmonautas se apelotonaron en la pequeña cabina como si
fueran sardinas enlatadas. Dentro de aquella cápsula de metal los cosmonautas
estaban tan apretados que no se pudo instalar nada más aparte del receptor de
la señal de comunicación. Aunque ni siquiera esto dependía de ellos: los
cosmonautas en estos vuelos desempeñaban meramente el papel de maniquíes
vivientes.
Por suerte para estos tres hombres, la aventura finalizó con
éxito. El mundo volvió a sorprenderse por los logros de los rusos, que habían
creado una nave 'de tres plazas'.
Esta competición entre las dos potencias terminó hace tiempo, de modo que, ¿no podríamos dejar de arriesgar vidas humanas?
Esta competición entre las dos potencias terminó hace tiempo, de modo que, ¿no podríamos dejar de arriesgar vidas humanas?
¿Realmente queremos colonizar la Luna o Marte? ¿Para
qué? ¿Acaso no tenemos espacio suficiente en la Tierra? A lo largo de la
historia de la humanidad, los colonizadores han buscado nuevos lugares para
vivir debido exclusivamente al exceso de la natalidad. La población que sobraba
salía de Europa como cuando aprietas un tubo de pasta de dientes. Pero ahora el
mundo desarrollado ha solucionado este problema. Nos sobra espacio.
Y si no podéis aguantaros las ganas de colonizar algo,
¡colonizad el desierto de Gobi! Allí también existen unas condiciones
desfavorables. Allí tampoco hay agua. Allí también se dan
enormes cambios de temperatura cada día. ¡Pero al menos allí hay aire para
respirar!
¿Qué allí no hay nada que hacer, decís? ¿Y qué es lo que pensáis hacer en Marte?
¿Qué allí no hay nada que hacer, decís? ¿Y qué es lo que pensáis hacer en Marte?
Alexánder Níkonov, escritor.